EL NACIMIENTO DE AMÉRICA

(pensamientos surgidos al ver el gran mural de la Estación de Metro Universidad de Chile)

 

.Alma Nativa es una joven de rasgos indígenas, que vive en la ciudad de Santiago de Chile, en las profundidades del Metro, Estación Universidad de Chile, desde el año 1996. Permanece instalada allí

en el panel de un gran mural, en algunos puntos colorido; en otros, oscuro y amenazante, como corresponde siempre al proceso de creación de una nación.

Sus vecinos más cercanos sobre las murallas del andén son variados: 

- La Guerra: espadas y caballos de conquistadores españoles en lucha con nativos de las tierras descubiertas por Cristóbal Colón. Dos razas, dos culturas que se enfrentan para dar origen a la nueva identidad americana. 

- La Vida: aún existe acá, en las paredes de este frío corredor s​ubterráneo sin sol, hay ríos, gente que pesca, va de caza, recolecta los generosos frutos de la tierra, mantiene un orden familiar y social. 

- Lo Oculto: chamanes, machis, ritos ancestrales, símbolos de la creación del mundo, animales mitológicos, árboles sagrados, dioses del bien y del mal. 

Todo este universo, la cosmovisión de los pueblos originarios y la nueva forma de vida propuesta por los conquistadores, rodean a Alma Nativa.

El cuerpo de Alma Nativa es fuerte, fecundo, trazados con brazos y muslos bien formados, manos y pies grandes, extendidos al aire y al fuego que la rodea. El momento no es fácil, debe ser doloroso, a pesar de que ningún grito parece salir de su boca. Alma Nativa está pariendo ahí, a la vista de todos. Los que pasan pueden ver a la hermosa niña morena salir de sus entrañas, mientras los pechos, generosos de leche, se ofrecen a la espera de los pequeños labios que saciarán su hambre en ellos. 

¿El padre? ¿Será un fuerte guerrero originario del Nuevo Mundo, que ha luchado hasta ofrecer la vida para no ser avasallado por el invasor? ¿O será un aventurero español, aguerrido y valiente, llegado a  buscar las riquezas de la tierra recién descubierta o suplantar la fe de los aborígenes por su propia percepción del más allá? Sólo Alma Nativa guarda ese secreto en su interior y no le interesa, su hija es solamente la continuidad de la existencia, en la mezcla de los antiguos pobladores de esta tierra y la sangre venida de lejos, mezcla lacerante, llena de dolor y muerte, pero que ha dado origen a la hermosa criatura.

La estación del Metro habitualmente está muy agitada. El ruido de los trenes que van y vienen por los rieles de metal, las personas que suben y bajan de los vagones. A la hora punta el lugar parece un hormiguero de gente que empuja para subir a los carros, todos apurados, cansados, sin sonrisas. 

Ahí está Alma Nativa, rodeada de nuestra identidad plasmada en las murallas, ofreciéndose a la memoria colectiva de un pueblo, pero no todos los transeúntes la miran, muchos son indiferentes, pasan sin ver alrededor, preocupados solo de sus propios pensamientos. Algunos corren hacia las escaleras, otros van absortos en la pantalla de su teléfono celular sin levantar la vista. Los que viajan en el vagón del Metro a veces dan una ojeada vaga, llena de cansancio.

Solamente algunos aprecian el momento magnífico del Nacimiento de América.